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En un destello de luz
veo la salida de un túnel...

Será que eres tú?

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Crónicas de una Sirena

Estando bajo el agua, como cada día de mi vida, me puse a recordar a viejos amores con los que me había topado a lo largo de mucho tiempo.
El primero fue Drako. Un hombre poderoso, de mirada seductora, líder de cada lugar donde pisaba, peligroso, increíblemente excitante... pero humano. No funcionó. Todo terminó mal. Terminó por quedarse con una de su especie pero menos especial.
El segundo fue el Ángel Templero. Un hombre de mucha experiencia. Tenía un rostro macabro y algunas veces asustaba. Se creía dios de cada centímetro de tierra y de la gente que la habitaba.
Pero este, a diferencia de Drako, no era líder de nada. En fin humano. Imagino que terminó por acurrucarse con una de su misma especie, pero con menos fortaleza.
El tercero fue Joe Racer. Al igual que el Ángel, no poseía nada mas que su propio orgullo. Creía que podía ver a los demás como si fueran inferiores y que cada humana en el mundo deseaba estar con el. Era conformista y flojo, pero aún así estaba esperando que del cielo le lloviera una buena vida. Lo único que le llovió fue el recordatorio de su humanidad (de su insignificante humanidad). Formó una familia sin amor, sin reconocimiento, sin importancia. Y la formó con una de su misma especie, pero menos digna.
El cuarto fue Miko. Pensé que con él tenía todo resuelto. Pensé que podía despreocuparme por encontrar un amor verdadero y que el recuerdo excitante de Drako se llenaba con este nuevo amor. Por cuarta vez me equivoqué. Miko resultó ser un hombre egoísta y con una labia mentirosa y atractiva. Me llenó mi acuático corazón de mentiras y fantasías imposibles.
Por supuesto era humano. Inconforme, se quedó con una de su misma especie pero menos orgullosa.
No más humanos. No más equivocaciones.
En mi quinto intento me he encontrado con un tritón. Un tritón con una sonrisa tan cálida que derretiría la tierra humana. Tiene una mirada tan dulce que llenaría de azúcar ese oxígeno que tanto aman. En su cuerpo se alojan dos fuertes manos que solo se han dedicado a trabajar. No es amo de cada pedazo del lugar en donde está y mejor aún, me permite:
  • Sentir especial en aguas dulces y saladas...
  • Tener fortaleza en aguas tormentosas...
  • Elevar mi dignidad hasta donde los barcos puedan verla...
  • Estar orgullosa de quien soy y de el también...

Pero más importante que todo: me permite ser solo una sirena y nadar a mi manera.

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